Streetfood festival: una fiesta de sabores
Una variedad de
colores y olores repletaron este fin de semana la Plaza de los Héroes de
Rancagua. El Streetfood festival se tomó las calles de la capital regional y
resultó ser un evento entretenido, ideal para ir en familia y con buenas
ofertas de productos. Sí, hasta ahí todo bien, pero algunos precios y el calor
hicieron de las suyas y terminaron jugando una mala pasada.
Cerca de 20
food trucks fueron parte de la segunda versión de este evento en la región. Los
buenos resultados del año pasado dejaron en claro que esto se podía repetir,
así que, por las mismas fechas y en el mismo lugar, se llevó a cabo esta cita.
La puntualidad fue uno de los aspectos positivos: a las 11 de la mañana se
prometió comenzar y se cumplió.
La gran variedad
de productos fue otro punto destacable. Caminar por la plaza permitía encontrar
desde los típicos completos hasta tacos, arepas y la especialidad de uno de
estos pequeños camiones de comida: choclo con mantequilla. Y cuando digo
“especialidad” es en serio, porque todas las preparaciones que ahí ofrecían contenían
este ingrediente.
La originalidad
y colores de las combis que se tomaron este lugar también fue algo agradable.
Había una evidente dedicación para que el deseo de comprar en cada puesto
entrara, en primer lugar, por la vista. Vuelvo a nombrar a los expertos en choclo, pues tenían un bonito lugar de trabajo. Pero el que no se puede dejar
atrás es “El Bajón de Marley”, inspirado en el mismísimo Bob Marley, lo que
queda en evidencia desde el primer momento en que se ve.
La anticipación
a la cantidad de gente que se esperaba que llegara permitió que la atención, en
general, fuese buena. Se tenían diversas mesas y sillas para que el público se
pudiese acomodar y disfrutar de lo que adquiriera.
Hay que destacar
que se notó una evidente preocupación por parte de la organización con respecto
a las temperaturas que se pronosticaron para el fin de semana. El sol apuntaba
justo a los lugares establecidos para poner a disposición del público a los
food trucks, pero una carpa blanca en su totalidad por el exterior, acompañada
de coloridos adornos en su interior, fue puesta para poder proteger a la gente
de los peligrosos rayos UV. Evidentemente esto fue un acierto, pues la
exposición directa a la luz solar no fue un problema.
Pero del mismo
punto recién mencionado se genera una de las falencias que se presentaron en
este evento. El caluroso día fue un obstáculo y las carpas lo acrecentaron. El
sol pegaba justo arriba de donde se estaba realizando este encuentro, por lo
que es criticable el lugar escogido. Aunque la locación era estratégica
porque está en el centro de la ciudad, se habrían podido encontrar otras zonas
mayormente protegidas por áreas verdes o construcciones.
Y otro aspecto
negativo viene de la mano de los precios. “Wena mi dog” fue uno de los que tuvo
los valores más elevados, ya que se encontraban productos típicos como los
Barros Luco a $4000 y los jugos, que en la mayoría de los demás puestos estaban
a $1000, aquí se hallaban a $2000. Era mucho mejor comprar una de las pizzas de "Pizza Nono" por $2500, pues se podía compartir y la calidad del producto era bueno, llegando a ser 100% recomendable.
Streetfood festival cumple con ser un encuentro variado en productos y en los valores de estos. Algo a mejorar es la fecha en la que se lleva a cabo, pues realizarlo en noviembre es un problema por los altos grados de calor. Aun así, la propuesta es buena, por lo que recomiendo visitar una versión de este encuentro de comida sobre ruedas.
Por Rosa Figueroa
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