Wes Anderson: Cómo hacer buen cine

Por Pablo Rodríguez






Cuando pienso en Wes Anderson inmediatamente se me viene a la mente el término “simetría”. Sin lugar a dudas, este es un elemento que lo distingue de otros directores. Es fácil ver una película y adivinar quién es el director por cómo está compuesta la escena.

Wesley Anderson nació en Houston, Texas. Tuvo una infancia marcada por el divorcio de sus papás. Pero, al mismo tiempo, fue en esa época en la que empezó a escribir obras y películas. Fue a un colegio llamado Westchester High School y luego a otro privado llamado St. John’s, en el cual se inspiró para hacer la película Academia Rushmore (1998).

Tiempo después entró a la Universidad de Texas en Austin. Y no, no se graduó de cineasta o algo por estilo, sino que se especializó en Filosofía. Fue en esta instancia en la que conoció al famoso rubio de nariz chueca, Owen Wilson, con el que comenzó a grabar cortos. Algunos aparecieron en la tele.




Uno de los cortos, llamado Bottle Rocket (1994), tuvo como protagonistas a Owen y a su hermano Luke. Fue exhibido en el Sundance Film Festival, y le gustó tanto a la gente que Anderson recibió fondos para hacer la versión extendida. Ladrón que roba a otro ladrón (Bottle Rocket) (1996) no fue un acierto comecial, pero se ganó una reputación “de culto” y los fans no tardaron en aparecer. Hasta a Martin Scorsese le gusta.

De ahí en adelante, la carrera de Anderson solo fue en ascenso: Academia Rushmore (1998), Life Acuatic (2004), The Royal Tenenbaums (2001) y una peli animada llamada Fantastic Mr. Fox (2009). Las dos últimas significaron nominaciones a los Premios Oscar para el director.

En lo que respecta a su forma de hacer cine, Wes Anderson utiliza mucho los primeros planos con una cámara Rostrum. Pareciera ser que cada minúsculo detalle de libros y otros documentos son de vital importancia.

Generalmente, los lentes anamórficos de gran angular muestran esa distorsión “de barril” tan típica de Anderson. Incluso los carteles son comunes entre sí, ya que casi siempre se escriben con la fuente Futura Bold, en color amarillo.

Además, utiliza con frecuencia una técnica de doble toma en la que muestra un personaje, pasando rápidamente a otro personaje para luego retroceder a un plano general y simétrico (me recuerda un poco a Kubrick por el equilibrio de su encuadre), generalmente con una cámara de mano.

A menudo, las películas se centran en un círculo familiar poco común, en la que por lo menos uno de los personajes es un hombre mayor que busca aprobación.

Y siempre, siempre, podremos ver tomas de los personajes estando quietos y mirando hacia nosotros, con poca o ninguna emoción. También, siempre termina sus películas con una toma en slow motion, menos en Viaje a Darjeeling (2007).

Su sello es innegable y la manera en que cuenta las imágenes lo evidencia. Un director necesita un guión, por su puesto, pero la manera en la que se graba también ayuda a generar un impacto hacia la audiencia .

Y es que Anderson cautiva con su trabajo hiper colorido, tonos de comedia y un estilo visual que se reconoce a kilómetros.  Un director digno de ser visto y admirado a través de sus clásicos modernos.


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