Año 1991 Nirvana: Bajando del olimpo
Por: Lía Valdés Manríquez
El año 1991 se lanzaría el segundo disco de Nirvana Nevermind, traído al mundo directamente desde el olimpo para que los simples mortales nos embelesáramos con su armonía. O eso al menos es lo que crecimos escuchando quienes nacimos en la década de los noventa viendo la imagen de ese pequeño de tres meses buceando frente a un billete como un símbolo de un grupo tan superior y complejo que se necesitarían bastantes años de madurez para lograr entenderlos.
El año 1991 se lanzaría el segundo disco de Nirvana Nevermind, traído al mundo directamente desde el olimpo para que los simples mortales nos embelesáramos con su armonía. O eso al menos es lo que crecimos escuchando quienes nacimos en la década de los noventa viendo la imagen de ese pequeño de tres meses buceando frente a un billete como un símbolo de un grupo tan superior y complejo que se necesitarían bastantes años de madurez para lograr entenderlos.
Y aquí estoy a mis 25 años
tratando de entender la maravilla detrás de este grupo del que, me doy cuenta
ahora, ya he escuchado prácticamente todas sus canciones con anterioridad y
nunca me evocaron algo más que “una melodía pegajosa”. Y me doy cuenta, además,
que a mis 25 años estoy un poco pasada del real público objetivo de Nirvana que
apunta a adolescentes con sus luchas internas sobre… bueno, los problemas de
esa edad, amigos, drogas, armas… lo normal, vamos.
Pero no me mal entiendan, no digo
que el grupo sea malo, es imposible no reconocer lo que lograron y siguen
logrando hasta la actualidad, el
posicionamiento del grunge con
Nirvana que expandió su éxito a grupos como Pearl Jam, Red Hot Chilli
Peppers, Sonic Youth y otros tantos que no lograban salir de su nicho hasta el
alzamiento de Nirvana. Y que hasta el día de hoy son capaces de llenar estadios
y teatros de sus fans.
Claro todos estos méritos y
logros son considerando la popularidad y aceptación que tienen géneros como el grunge y sus derivados, y más
actualmente el Aggro o Nu Metal. La consideración que debes
tener es si te gustan estos géneros del rock que, en lo personal, para nada.
Volviendo a 1991, Nevermind fue un éxito total consiguiendo triple
disco platino por su éxito de ventas, la locura por el joven y atractivo Kurt
Cobain cruzaba generaciones y estratos sociales. Smells Like Teen Spirit sonaba en todas las radios y televisoras de
Estados Unidos y otros países, además contaba con un videoclip en MTV que la
volvió prácticamente un himno adolecente y de la generación X. Para adolecentes
quizá más oscuros que en generaciones anteriores pero que se sentían
representados por el trio que cantaba sobre sus dolores en tenidas que se
volvieron casi uniformes para los jóvenes de la época y mejor aún si tenían la
rubia cabellera de Cobain.
El álbum cuenta con 12 canciones,
logró sonar en las radios con al menos
la mitad de ellas. Primeramente, la aclamada Smells Like Teen Spirit, la
más representativa de este grupo con el característico desgarro de la voz de
Cobain presente durante gran parte de la canción.
Una intro y melodía que pocos no conocen a estas alturas y un coro que
suena en el inconsciente de todos. Hello,
hello, hello, how low? El pie al desgarrado coro, con una fuerte batería
que acompaña a la voz y que no pasa de eso, batería y voz contantes que
resaltan y no dejan lugar a destacar los otros instrumentos, una guitarra que
realiza un quiebre cada tanto, cada vez que baja la voz y que solo destaca en
el punteo durante las estrofas, contante y repetitivo.
Pero Smells Like Teen Spirit es
una canción agresiva, no por nada rompen los instrumentos al final, los
tecnicismos no tienen cabida aquí. Claro una agresividad suavizada para lograr
sonar en las radios, con el apoyo de una batería que, ni siquiera cuenta con
doble pedal. Hacen ruido, pero con suavidad.
Lithium es otro de los éxitos de este disco, la escogí al ser una
de las pocas donde se logra apreciar la voz de Cobain más allá del desgarro,
que en canciones como In Bloom no logra escucharse debido al bajo sonido de su
voz. La voz de Cobain es lo más destacable de esta canción que logra apreciarse
en un tono más bajo y pausado dejando entrever su interesante capacidad vocal. En
cuanto a la melodía, se repite lo de Smells Like The Teen Spirit, voz y
baterías fuertes, guitarra sin destacar y monótona que plantea quiebres. Lo
cual pasa en gran parte de sus canciones.
En el disco Breed es, para mí, una de las más interesantes, destacando el bajo
desde un principio, evocando a un estilo más hardcore que no recuerda a la composición clásica del disco.
Declinándose en un reef, si bien no
majestuoso, interesante por el final de la canción. Además de las distorsiones
de guitarra que le aportan un estilo psicodélico.
Nevermind fue el disco más exitoso de los tres que alcanzaron a
grabar y en su corta carrera han logrado posicionarse como leyendas entre la
música para futuras generaciones. Como ya menciono anteriormente, son muchos
los méritos de Nirvana, pero ubicarlos en la categoría de dioses venidos
directamente desde el olimpo a regalarnos su música (y en esto incluyo a Foo
Figthers), es una exageración en la que muchos caen.
Que si, Nirvana marcó una generación, sí, alzó un género musical que sólo
era de nicho, sí, lograron que otros grupos hasta el día de hoy se mantengan al
tope de los rankings por ello, sí. Que son los músicos más prodigiosos jamás
vistos, no, ni siquiera los de su generación.
Cada artista tiene su valor y
cada persona sus propios gustos, el problema está en valorar a artistas más
allá de sus capacidades (o subvalorarlos que también es un problema) y tratar
de inculcar los gustos propios como “los que realmente valen”.


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