La tumba de las luciérnagas
Dirigida
por Isao Takahata, La tumba de las luciérnagas es una película de animación y
drama, que transcurre durante los últimos meses de la segunda guerra mundial.
Basada en una novela autobiográfica de Akiyuki Nosaka, la película se estrenó
en 1988.
La
animación fue realizada por uno de los estudios más aclamados y famosos en la
industria de películas de animación, Studio Ghibli. “Mi vecino Totoro”, “La
princesa Mononoke” o “El viaje de Chihiro” son algunas películas de este
estudio, el cual se caracteriza por crear la fantasía, la magia y todas las
preciosas escenas que se nos quedan en la retina, pero para esta ocasión se
adentraron en el mundo del dolor y la crudeza visual, de igual manera siempre
manteniendo el sello que los caracteriza.
La
historia nos sitúa en Japón en concreto en la ciudad de Kōbe, donde viven nuestros protagonistas, Seita
el hermano mayor de 14 años y Setsuko, una pequeña de tan solo 5 años.
Un
inicio dinámico y directo al conflicto. Un bombardeo norteamericano llegara
dentro de poco, los hermanos se encuentran en su hogar preparando la huida.
Caen las primeras bombas y los pequeños no logran reunirse con su madre para
llegar a un refugio, es así como deben valerse por ellos mismos y escapar
dejando tras de si un rastro de fuego que arrasa con todo lo que algún día fue
su hogar. Después de una experiencia así, el confortarse en los brazos de una
madre seria lo primero que nos vendría bien a cualquiera, por lo que intentan
reunirse con ella. Pero esta no es una historia que ponga las cosas tan
fáciles.
La
tumba de las luciérnagas nos mostrara la cruda realidad que deben vivir estos
niños para lograr sobrevivir, trayéndonos a la memoria todas las atrocidades
que sufren los seres más inocentes en los conflictos bélicos actuales.
4
minutos, ese es el tiempo que necesita la película para presentarse, para
comprender entre que mundos nos llevara. Por un lado, la fría guerra que deja
muertes de inocentes. Pero también la ternura y la inocencia de Setsuko, una
pequeña a la cual recordaremos por mucho tiempo. La presentación estética de
estos minutos es perfecta, sin duda se nota la mano del Studio Ghibli en la
presentación, al igual que será durante todo el recorrido.
La
película desborda calidad, si bien tiene sus más y sus menos, la mayoría del
tiempo estaremos en vilo expectantes por la situación de los pequeños o
cautivados por las escenas de respiro. Estos “respiros” nos sacaran más de una
sonrisa. Donde al ver que pueden disfrutar de la compañía mutua, del cariño y
la ternura que los caracterizara. Se nos permitirá sentir la gravedad de la
situación sin tener que lanzarnos desgracias a la cara constantemente.
No se
necesita un dialogo para contarte como se sienten, el trabajo de detalles en las
escenas habla por si solo, son acciones muy simples, pero que logran transmitir
lo que quiere de forma muy sencilla. Lo que hace que sea de fácil comprensión.
Como
punto en contra, probablemente notemos rápidamente que los personajes a veces
son demasiado fríos frente a las desgracias, o echaremos en falta un llanto o
un grito, algo que logre humanizarlos un poco más y con lo que podamos
empatizar de forma sencilla. De igual manera podemos excusar este punto, en que
así funciona la cultura japonesa. Pero si le damos un poco de tiempo nos iremos
encariñando cada vez más de ellos.
Capaz
de envolvernos en melancolía y puede que hasta en un mal estar de pena. Logra
cautivarnos y darnos un espacio de tranquilidad y armonía cuando es necesario. La
banda sonora realizada por Michio Mamiya, cumple su función a la perfección,
empiezas a escucharla y nuestro cuerpo nos da un toque de atención. Ya va siendo
momento de soltar alguna lagrimilla.
No hay
duda de que es una película maravillosa, repleta de emociones que se transmiten
en todo momento. Si has tenido un mal día y necesitas una excusa para
desahogarte y llorar un poco, es momento de que te preguntes ¿Por qué las
luciérnagas mueren tan rápido?
Por:
Felipe Carreño

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