Sanfic 11 - Sanfic de exportación: La Historia de un Oso que refresca la memoria

Por Darío Poblete


La versión 2014 del Santiago Festival Internacional de Cine  fue una en la que destacó un corto animado nacional, entre muchas otras excelentes obras cinematográficas.

Con una presentación amigable y cercana para los más pequeños llamó la atención el mensaje entre líneas relacionado con las cicatrices históricas de Chile. “La Historia de un Oso” (A Bear Story) sintetiza en 10 minutos la verdad de muchos exiliados políticos en dictadura, familias que en este relato encontraron una historia en común que colabora a no olvidar el pasado.
Es una producción ejecutada por Punkrobot y dirigida por Gabriel Osorio junto a  que logró ganarse el prestigio de la industria internacional, como también el de los medios más exigentes del arte cinematográfico  internacional. El reconocimiento desde entonces fue tal y esto a modo de dato freack, que incluso la revista Variety, uno de los medios críticos más prestigiosos del séptimo arte, profetizó el futuro de la cinta tras ser nominada a los premios Oscar en 2016. Arrasando con dos hitos de un tiro; ser la primera cinta chilena en obtener la dorada estatuilla y también por obtener el título de mejor corto animado por la Academia. Poniendo en vitrina mundial a  la animación chilena.

Reseña
Mediante un diorama  un oso cuenta la historia de cómo le fue arrebatada su vida. Ahora en las calles tal cual organillero, enseña a un interesado pequeño lo que sería el resultado de la represión vivida a los perseguidos políticos en los 70’. De esta forma marionetas de hojalata animan el relato, reflejo del dolido corazón de este padre de familia, el que busca ganarse unos pesos enseñando cómo fue obligado al encierro por la fuerza. Condenado a sobrevivir encarcelado junto a otros animales, bajo un trabajo impuesto amputa de momento a otro su libertad y su familia. El deseo desesperado lo hace escapar de ese infierno en medio de un forzado trabajo, logrando arrancar para finalmente volver a su cálido, pero destruido hogar. Pero ahora enseñando su verdad solitariamente, dejando varias interrogantes de abierta interpretación.

Chile en la animación
Sin duda alguna el corto de Osorio y su equipo marcó un hito en la animación chilena, tanto aquí como en el extranjero. Las críticas desde su paso por Sanfic fueron positivas, tanto por los diseños, luz, fluidez de movimiento y profundidad, relato y recursos artísticos. Presenta varias técnicas de animación utilizadas dentro de la misma pieza; desde maquetas en 2D y 3D, stop motion e incluso acuarela. Técnicas que junto con un guion que no posee diálogos sumado a la musicalización, que también fue obra de chilenos; la banda Denver junto a Felicia Morales, lograron en pocos minutos conmover y plasmar intrínsecamente una lectura con un valor histórico reconocible en muchas partes del mundo.

Hasta entonces la animación chilena había permanecido escondida bajo una gran piedra de desconocimiento. Está demás decir lo difícil que resulta crear y ver aquí este tipo de entregas. La juventud de la industria y el vacío que dejó la dictadura, lamentablemente congelaron por mucho tiempo a los animadores chilenos. Pero más allá del Oscar o las nominaciones, uno de los reales premios fue el interés de los medios cinéfilos por conocer más del arte animado en Chile. Sí, fue la punta del Iceberg, pues gracias al nostálgico oso ha existido un avance positivo, pero paulatino para los animadores y creadores de animaciones del país. Como también los fondos destinados a este tipo de obras.

La familia detrás el oso

Metafóricamente e incluso literalmente es la historia de un Oso-rio. En medio del  boom mediático, el mismo director explicó la inspiración de su éxito, contando de esta forma lo vivido por su abuelo en plena persecución política del régimen de Pinochet. Tal cual el padre oso se vio obligado a vivir en el exilio debido a ser un simpatizante del Partido Socialista, luego tras dos años de prisión en México retomó escape a Inglaterra. Desde el 75’ fueron 10 años de exilio; un minuto por año que con respeto enalteció la memoria de su abuelo, y de pasada de la animación chilena.

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