Shin Godzilla – Hideaki Anno
Hay algo patriota en que Japón
vuelva a tener una nueva película de Godzilla. Dejando atrás ese blockbuster
hollywoodense del año 2014, con Bryan Cranston como protagonista, ahora vuelve
a su tierra de origen de la mano del director Hideaki Anno, que ya tiene escrito su nombre a fuego en el olimpo
de la cultura pop de Japón por ser el padre de Evangelion.
La historia es la misma de
siempre: criatura gigantesca creada por radiación nuclear emerge del mar y
destruye ciudades. Desde su creación en 1954, la franquicia ha ido mutando de
distintas formas, pero siempre volviendo al punto de origen. Gracias al impulso
japonés de llevar todo al extremo, Godzilla (o Gojira, en su idioma) ha pasado de destruir ciudades y matar a
miles a enfrentarse con polillas gigantes, versiones robóticas de él mismo,
dragones de cinco cabezas, King Kong y a destruir ciudades y matar a miles otra
vez. Cada director ha tenido su propia idea de Godzilla, esta vez, 63 años
después de su primera aparición en el cine, es una versión que busca traer de
vuelta la lucha hombre versus Dios. Y esa es una especialidad de su nuevo
director.
Haber visto Evangelion permite
darse cuenta de que hay varias cosas del trabajo de Anno que acá se repiten:
tomas breves, veloces y un flujo de información torrentoso que no da tiempo
para melodramas. Para los fanáticos del anime noventero será particularmente
emocionante que “Bataille décisive”
sea parte del soundtrack de la película, la misma composición que se presenta
en la serie antes de un enfrentamiento, cumple la misma función en esta nueva
película.
Anno parece centrarse más en lo
político de tener que enfrentarse a un monstruo de 50 metros que con el
enfrentamiento de por sí. Son muchas las escenas que transcurren en bases militares, comités
de emergencia y en la oficina del primer ministro. Acá parece gestarse la
verdadera batalla contra el gorila-ballena
(las dos palabras en japonés que juntas forman “Gojira”), burocracia para
actuar contra un enemigo sin precedentes. Pero no por eso es un film lento y
lleno de diálogos sin punto. Anno se encarga de que sean secuencias rápidas e
incisivas, con tomas de decisiones que tienen un impacto directo en la
estrategia a utilizar y en el desenlace de la película.
La primera versión de Godzilla
surgió casi una década después del fin de la Segunda Guerra Mundial, con las
bombas nucleares estallando en Hiroshima
y Nagasaki. Que haya surgido como un producto de esa radiación nuclear lo
convierte en un monstruo nacido de otro demonio. Las heridas de ese momento
vuelven a abrirse cuando todos los intentos por destruir a Godzilla fracasan y
contemplan la opción de una intervención estadounidense. Otras bombas
nucleares. Ese dilema ético tienen que enfrentar los líderes de un país que
empieza a sucumbir al paso del monstruo.
Shin Godzilla tiene un estilo
marcadamente distinto a sus dos versiones hollywoodenses – 1998 y 2014- , por lo que se hace un poco extravagante a ojos
acostumbrados a ese cine, pero es capaz de mantener al espectador con la mirada
fija gracias a su ritmo atrapante y trama que a ratos angustia y emociona.
Es una película especialmente
cautivadora para los fans de la franquicia, ver al gigante escupir fuego y
lanzar rayos por su boca y cola elaborados con la tecnología de hoy es un sueño
hecho realidad. Además, los últimos segundos guardan una referencia ajena a los
neófitos, pero que algunos más interiorizados con el mito de Godzilla pueden
deducir.
La película número 29 de Gojira es una firme muestra de porqué
nunca debió abandonar Japón.
Las conversaciones están hechas
para una secuela de Shin Godzilla, pero con Hideaki Anno en duda para dirigirla
y sin fecha de estreno. Eso sí, Hollywood ya trabaja en el crossover épico –tal
vez bizarro- de Godzilla vs King Kong a
estrenarse el 2020, adaptando el sello japonés de monstruos enfrentándose entre
ellos.

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