El erizo en la niebla: simple y bonito




Al momento de producirse este filme (1975) yo aún no nacía, pero lo que si existía era la Unión Soviética. “De todas las artes, para nosotros el cine es la más importante” señalaba Vladimir Lenin en 1979. El cine soviético era aclamado e influía en todo el mundo. Ejemplos de esto son “El Acorazado Potemkin (1925)” o “Solaris (1972)”.

Para envidia de Disney, el “Erizo en la Niebla” (1975) del director  Yuriy Norshteyn fue galardonado en distintas revistas japonesas, iraníes, y más recientemente en la británica The Telegraph como una de las mejores películas de animación infantil de todos los tiempos. Mis expectativas: máximas.

Es una historia que podríamos ver en cualquier texto infantil: animales personificados y protagonistas buenos que salen de aventura. Es algo aparentemente bastante simple, pero es de  esta simpleza que se desprende su éxito.  Es un cuento en el que un personaje se distrae de su camino, y aunque no sufre ningún daño por eso –más que el susto-, esta anécdota se convierte en algo existencial y simbólico.  Esto produce una serie de interpretaciones posibles como pueden ser “el valor de la amistad”, “cómo vivir la vida al máximo”, pero ninguna de ellas te queda totalmente clara, no existe una total moraleja, podríamos pensar que enseña la importancia de arriesgarse, pero resulta que Erizo casi murió en esa hazaña. A mí lo único que me quedó claro fue que los perros son fieles y los caballos bonitos y seductores.

Por lo tanto, este cortometraje será espectacular o aburrido según lo fantástica que sea la  interpretación que se le atribuya.  En mi caso, me hubiera gustado otra historia. No tengo claro de si fue Hollywood o las teleseries mexicanas las que cambiaron mis ideas sobre lo que es emocionante, pero esperaba que Erizo fuera atacado por el búho o que el caballo lo hubiera llevado a una dimensión desconocida.  O aún mejor… ¡Que los personajes se hubieran transformado en una especie de “Happy Tree Friends”! (en realidad, al recordar la  cara de Erizo y Oso no podría desear algo así).  Pero esto fue más inocente que yo y no alcanzó a emocionarme.

Hablando de osos, claramente sigue siendo mejor que Winnie The Pooh.  Porque Winnie también tiene aventuras y amigos como Erizo, pero es largo, y bailan y cantan (ridículo), esta historia es igual de sencilla que las que le puedan suceder a Winnie, pero sin transformarse en un elemento pop y sin durar millones de capítulos, sólo 10 minutos.  En el final de “El Erizo en la Niebla”, los personajes están reflexionando y no explicitan la reflexión, por lo que requiere más análisis, y esto mismo es lo que hace que el filme merezca respeto.

Para mí es mejor  “Happy Tree Friends”, pero a un niño tranquilo o a alguien que esté acostado en el pasto mirando las nubes recomendaría  “Erizo en la Niebla”. Al primero porque el personaje encarna a un pibe: inocente, curioso, tierno, amistoso y bueno. Y al segundo  porque tendrá harto material para pensar (¿Por qué es tan misteriosa la niebla? ¿Será una metáfora de mi propia vida?).  Incluso si alguien profundiza aún más podría llegar a pensar que el búho es su jefe (o su suegra), el caballo la chica de la que está enamorado y la niebla son las dificultades de su vida. ¡Este sujeto sentiría una total empatía  por Erizo!

Aunque no sucedió nada de lo que esperé –o quise-, la animación transcurre rápido y  capta la atención. Cada persona es un universo, así que está hecha la invitación al lector  para verla y  descubrir el mundo de elementos que la envuelven. 


Por Gabriela Duarte





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