Stereo 3 – Atrévete a aceptarlo: es chileno y no es bueno

Koko Stambuk y Cristian Heyne fueron “los genios” de principios de los 2000. En una decisión que complementaba sus carreras musicales deciden fundar su sociedad Packman, creando a grupos revolucionarios para la industria musical chilena como la banda de pop punk Gufi, el trío femenino Supernova y su simil masculino Stereo 3. Aunque aún hay canciones de estas dos últimas agrupaciones impregnadas en el inconsciente colectivo del chileno, fue poco el tiempo que tuvieron para brillar. El chicle no se podía estirar mucho.

“Maldito Amor” era el tema insigne de toda colegiala de aquellos años cantada por las tres jóvenes que formaban Supernova, dando el puntapié inicial a la industria del pop chileno abocado netamente a lo comercial. Pero ley pareja no es dura, pues los hombres también debían incursionar por aquellos sonidos y eso fue lo que hicieron Ignacio Rosselot, Gianfranco Foschino y Vittorio Montiglio. Con un solo disco bajo el brazo, Partir de Cero, los tres jóvenes se hicieron nacionalmente conocidos bajo el nombre de Stereo 3, banda que logró cautivar rápidamente el corazón del público juvenil.

“Atrévete a aceptarlo” es lo más cercano a la gloria que conocería S3. Un coro demasiado pegajoso, una letra fácil de recordar y unas voces extremadamente arregladas dan vida al hit del 2001. El amor de uno de los integrantes de la agrupación con una mujer mayor es la temática de la canción. “No tiene nada de malo haberte enamorado de mí” cantaban a coro los muchachos en un tema que tiene la participación vocal de los tres por igual. Sus voces se confundían rápidamente, sonando similares con el transcurso de la canción. Si bien la letra cumple con ese deber de “quedar pegada”, es muy cansadora, demasiado sencilla y hasta ridícula.

El video es la gota que rebalsa el vaso a la hora de hablar de esta canción. En el clip aparecen los tres jóvenes caminando, cantando, bailando, siguiendo a la mujer protagonista. Las querían hacer todas, pero a la vez no hacían mucho.

Desde que parte el video con una toma de las espaldas de los muchachos caminando con una notoria exageración en sus movimientos se puede vislumbrar lo que se viene. Cantan mientras la cámara los enfoca, bailan con unos pasos fáciles de imitar, esperan a la mujer amada en ascensores, estacionamientos, afuera de su casa, lugares muy clichés. La lentitud de algunos movimientos y la aceleración de otros son de esos puntos que peor caen a la hora de digerir el clip.

Y, dentro de lo inexplicable: ¿En qué ascensores encontramos el botón del primer piso bajo el del 17? Ya, está bien que el video haya sido grabado hace más de 15 años, pero ni ahora ni antes han sido así. Y, ¿cómo pasamos del piso -4 al 1? Más de una duda existencial queda después de ver esas escenas que se encuentran pasado el primer minuto del clip. Pero más allá de esto, el video en su totalidad es malo, muy malo.

Hay algo que no se puede dejar pasar de ninguna manera posible en este video y es la clara imitación hacia las bandas estadounidenses que estaban liderando la industria musical por aquel entonces. Stereo 3 es una suerte de mezcla entre N’sync y Backstreet Boys, pero muy alejados de ellos mismos.

Las boy bands estaban haciendo lo suyo a nivel mundial y es por eso que en Chile no se podía dejar pasar tal hito. Cantar pop ya no era mal visto como sí lo era un par de décadas atrás. Desde la venida al Festival de Viña del Mar del grupo de Nick Carter era cada vez más inevitable que algo así se replicara en nuestro país. El resultado es lo ofrecido por Rosselot y compañía, o más bien lo creado por Heyne y Stambuk.

Hay demasiados puntos comparables: la forma de utilización de sus voces, que tengan un baile para cada canción y que en sus videos no hagan otras cosas que estas dos juntas. Stereo 3 buscó ser como los grupos norteamericanos, pero no les resultó mucho. Era una banda necesariamente comercial, con estilo, pero mala musicalmente hablando, y que tengan un solo trabajo discográfico lo deja claro.
El videoclip de “Atrévete a aceptarlo” es malo y verlo más de 15 años después es peor. Además, la calidad del registro empeora todo, haciendo tedioso tener que revisarlo una y otra vez, aunque no se puede negar que es inevitable cantar el tema. Las imágenes se ven quemadas y los cambios de escenografía no se entienden de buenas a primeras.


“Si es chileno, es bueno” no aplica en este caso. Stereo 3 es una banda que supo aprovechar su momento de máximo esplendor y ahora eso es sólo un buen recuerdo para ellos. No hay mucho que rescatar de su corta carrera musical y hay que atreverse a aceptarlo.

Por Rosa Figueroa


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