Toy Story: la mejor película de nuestra infancia y adolescencia



De entre todas las películas de Disney para los nacidos a principios de los 90’s Toy Story, si no la mejor, una de las mejores. Sí, dejando en un segundo lugar a películas como El Rey León, La Sirenita, Pocahontas y tantas otras que nos hicieron reír, llorar y cantar.

¿Qué es lo que hace de Toy Story una película tan importante para toda una generación? Razones son muchas y principalmente se refieren a la temporalidad entre cada película, a la novedad que significó y al hacernos percibir diferente un mundo tan cercano para nosotros como los juguetes.

Primero, Toy Story fue la primera película animada de forma completamente digital, lo cual significó una novedad, tanto para los estudios Disney como para el público y principalmente para los niños, que impresionados veíamos una película casi en 3D, o lo más cercano al menos.

Otra novedad, los personajes no cantan, uno de los sellos principales de las películas Disney desapareció y para muchos fue un cambio espectacular. La idea de sentir algún pesar en la vida y ponerse a cantar sobre ello a muchos nos parece un poco alejado de la realidad, y aquí hay otro punto, la película se vuelve más cercana, tanto para niños como para adultos. Porque claro, si la primera vez que la vi no noté algunos detalles o bromas, ahora si los noto y hacen de esta una película mucho más valorada.

Los adultos ya no se aburren con la película que deben ver con los niños, la disfrutan casi por igual y les hace rememorar los tiempos de su infancia. Y los juguetes es el principal elemento, además de ser un perfecto merchandising (algún día podré tener a mi señor cara de papa) es una perfecta temática para el público objetivo.

Los niños siempre van a tener juguetes, sean los sofisticados juguetes de la marca de moda o la copia barata comprada en la feria, incluso la muñeca de trapo hecha por la mamá o una tabla dibujada, el juguete siempre estará presente para los niños y además nunca va a ser solo un objeto, su juguete tendrá un nombre e incluso una personalidad y Toy Story además nos hace creer que esos juguetes que tanto apreciamos están vivos y su objetivo es hacernos felices.

Y si todo esto fuera poco, es capaz de tratar temas como la amistad de una forma que nos parece tan simple e inocente pero que en realidad profundiza en temas como la envidia, el miedo a los cambios e incluso la depresión “no podré navegar nunca más”, es para mí una escena tan profunda sobre el descubrir tu propia realidad, tus capacidades, sobre el fracaso del que, claro siempre puedes levantarte y todo representado en un intento de volar por una ventana y con un soundtrack que acompaña con el ritmo, la entonación y la letra cada uno de los movimientos del personaje y reflejando sus sentimientos.

Bajo la misma temática se estrena cuatro años después Toy Story 2, aunque está vez uno de los personajes si canta, parece totalmente aceptable si es su historia la que está contando. Si la escena de la ventana nos llegó al corazón en la primera entrega, esta vez lo destroza. Los que teníamos cinco años cuando vimos la primera película, para la segunda teníamos nueve y los juguetes de los cinco a los nueve años cambian, muchos de nosotros en ese momento habíamos regalado el que alguna vez fue nuestro juguete favorito y no pudimos evitar sentirnos como la peor basura al escuchar la historia de Jessie.

Si con la primera entrega atrapó a un público importante que no dudo en ver la segunda parte, con la segunda película Toy Story ya era parte importante de nuestra infancia y once años después, siendo unos adolescentes nos damos cuenta que se estrena Toy Story 3. Seamos honestos, esa película no es para niños, es para los adolescentes que vimos las primeras siendo unos niños y que ahora nos encontramos con nuestros juguetes animados favoritos viviendo en el olvido de Andy, un joven que ya iba estudiar en la universidad, al igual que nosotros.

Toy Story 3 solo puedo calificarla como perfecta, supieron desarrollar de la mejor manera el enfrentarse al olvido de Andy es que no podía ser el malo en esta película, el que firmaba con su nombre a sus juguetes, el que los cuidaba como nadie, claro, tampoco podía seguir jugando con ellos teniendo 18 años había que ser realistas ¿qué mejor que darles una segunda oportunidad? Con una adorable niña que sentía el mismo amor por sus juguetes que alguna vez sintió Andy, y si hay algo mejor, que Andy juegue por última vez con ellos, como en los viejos tiempos.

Después de una final así, sólo se puede llorar, aplaudir y agradecer por darnos un final perfecto para las películas que nos acompañaron durante nuestra infancia, para nuestros juguetes favoritos.


Por Lía Valdés Manríquez






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