Cómo joder una película de terror
Por Maria José Sandoval
“El exorcista”, “La noche de Halloween”, “The Witch”, “El Conjuro”, “Rec”, “La matanza de Texas”, “El Resplandor”, entre otras. Son varios los nombres que pueden resonar en nuestra cabeza a la hora de pensar en el género de terror o suspenso, pero que sin duda, sus historias nos terminan atrapando y exaltando hasta el punto de botar nuestras cabritas de los saltos que damos frente a la pantalla.
Lo interesante de estos filmes es que la trama funciona, pero… ¿Y si combinamos todos de los elementos que hacen que una película de terror sea de este tipo?
El mejunje deforme, revuelto sin cuidado en una licuadora, resultado de esta mezcla es Proyecto 666, porque, y es necesario decirlo: todos los clichés que se pueden esperar en una película de miedo están presentes en este desafortunado filme.
Así que acomódate donde sea que estés, porque hoy me colocare mi máscara de verdugo para hablar de lo que para mí, fue la peor decisión a la hora de comprar una entrada en el cine.
La casa abandonada
Este elemento es crucial a la hora de comenzar una película de este género, sin embargo el lugar siempre muta a una casa antigua pero en la que “pasaron cosas terribles”, una ciudad abandonada o una casona.
En el caso de “Proyecto 666” o Exeter (su nombre en inglés), estrenada en es el de un antiguo asilo mental abandonado, el mismo que se habría hecho famoso por historias de abuso contra sus pacientes y que en la actualidad estaría siendo mantenido por un grupo religioso, liderado por el Padre Conway y Patrick, un joven que lo ayudaría en esta tarea.
La historia comenzaría con la llegada a este lugar y de los amigos de Patrick que al retirarse todo el mundo, dan inicio a una fiesta típica yankee con alcohol, drogas y descontrol adolescente….claro…algo muy normal en un asilo mental abandonado.
Sesión espiritista
Luego de que mostraran las instalaciones con cierto toque “terrorífico”, los personajes, intrigados con la historia y las leyendas del asilo mental, deciden hacer una “sesión de levitación”, algo que previamente estos millennials han buscado en internet para implementarla con un amigo.
La concentración de los siete adolescentes cumple su objetivo con el menor del grupo, en las cuales las luces conectadas (quien sabe si realmente el lugar tenía electricidad) llegan a explotar por la “energía que desbordó el proceso”.
El clásico exorcismo
Ya en esta parte de la película, esperaba más acción o más contenido…pero mi decepción fue instantánea, partiendo porque el mismo chico que fue el sujeto de prueba para la “levitación” que querían realizar sus amigos, fue el que después de unas horas (de alcohol y guión innecesario) fue el que comenzó a sentirse mal.
Al principio pensé que podía ser por el mismo rollo adolescente que estaban introduciendo, pero resultó ser de que estaba “poseído”, y al momento en que los demás se dan cuenta buscan (nuevamente) por internet y encuentran un tutorial de: “Como hacer un exorcismo en 10 pasos”.
¡¿Es enserio?! ¿“Como hacer un exorcismo en 10 pasos”?, lo extraño es que funciona, incluso cuando sacan una biblia y agua bendita (quien sabe de dónde) para acompañar el proceso.
La ouija
El abuso de elementos no quiere detenerse, y es entonces cuando nos detenemos en la “ouija”, la cual deciden usar para saber qué espíritu es el que está habitando en su joven amigo, quien además de seguir en el trance, comienza a subir por las paredes, botando espuma por la boca y obteniendo extraños poder supernaturales como superfuerza o habilidades psíquicas como rayar las paredes sin tocarlas.
Lo chistoso es que a pesar de haber usado el internet para buscar “cómo saber si alguien está poseído” o “cómo hacer un exorcismo”, nunca se toma en cuenta el pedir ayuda…pero diablos, eso casi nunca sucede en una película de terror, menos en esta.
Desaparición “uno a uno”
Este punto es infaltable, porque si se ausenta, no comenzaría el suspenso y menos la “verdadera acción”, ya que resulta un buen recurso para acelerar el final, demostrar el poder del villano en cuestión, descubrir cómo “destruir la amenaza”, y deshacerte de algunos personajes.
Uno de estos métodos que más llamó mi atención fue el de uno de los personajes y buen amigo de nuestro protagonista, el chico de lentes llamado Brian, quien además de tener una pésima habilidad motriz para golpear al seudo-poseído de su amigo, es apuñalado en la rodilla con una cuchara…si…así como lo lees.
Ya en este punto es cuando me pregunto: ¿Qué diablos pensaba hacer Marcus Nispel al dirigir esta película? ¿Es una comedia o una parodia de un filme de terror?
Me da pena pensar en las entradas que pagué por un largometraje cuyo tráiler era incluso mejor que la obra original. Posee diálogos innecesarios, no tiene pies ni cabezas ya que incluso el final me pareció extraño y sin sentido, además de una excesiva cantidad de personajes vacíos.
A pesar de tener un inicio interesante, Proyecto 666, a cada minuto se va transformando en una sátira sobre elementos que ya conocemos, como las cintas reproducidas al revés, las casas cuyas ventanas y puertas se cierran solas misteriosamente, y cuyos personajes religiosos, en este caso un cura, es demoníaco e intenta atormentar (por lo general a una mujer, y que cumple en este filme) a uno de los personajes de la historia.
Abusa de lo absurdo, del alcohol innecesariamente, de la infaltable chica sexy que suele mostrar alguna parte del cuerpo y que luego es asesinada a sangre fría por el potencial demonio o ente fantasmal, y de un villano que nunca entendí si era algo paranormal que poseía a los personajes o era un zombie porque mordía y convertía a sus víctimas.
En fin, Proyecto 666 parece ser una broma, con un argumento pobre y que no pareciera tener intención de asombrarte o asustarte. Quizás Nispel tenía intenciones de hacerla más ligera, pero en este caso, lamentablemente las intenciones no logran ser suficientes y consiguen una obra ridícula.
Trailer
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