EN EL PAÍS DE LAS MARAVILLAS
El
concierto favorito al que he asistido? Sin pensármelo dos veces… mi primer
concierto. ¡Me acuerdo de ello como si hubiera sido ayer!
22
de septiembre. Cumplía nueve años. Acababa de llegar de clase cuando mi madre,
mientras comía mi merienda favorita –un bocata de nocilla y un cuenco lleno de
fresas-, sacó de su bolso unos papeles y me los entregó. Cuando leí ``Entrada:
La Oreja de Van Gogh´´, los ojos abiertos como platos, salté y grité como una
niña de 9 años –lo que realmente era -. Me sentía la niña más feliz del mundo.
Tenía en mis manos unas entradas para ir a ver; esa misma noche el concierto de
mi grupo favorito- en aquel entonces claro- para celebrar mi cumpleaños.
Eran
las diez de la noche y estaba entrando, agarrada de la mano de mi madre, al
BEC, el recinto donde fue el concierto. No teníamos asientos asignados, por lo
que nos tocó estar en la pista. De repente se apagaron todas luces, menos un
foco blanco que enfocaba al escenario; donde apareció- todavía tengo el
recuerdo- Amaia Montero con su melena blanca y una chaqueta dorada cantando la
primera canción. Pero en ese momento en vez de estar feliz, estaba incómoda. Miraba
a mi alrededor, todo el mundo altísimo – o yo muy chiquita- me tapaban y no
alcanzaba a ver bien el escenario. Lo único que veía era la cara de preocupación
de mi madre, porque no estaba disfrutando del concierto como ella quería que lo
hiciera. Pero luchó contra viento y marea – o así lo sentí yo- con todos los
jóvenes para ir lo más adelante posible. Y lo consiguió. Teníamos el escenario
y al grupo muy cerca de nosotras. Desde aquí en adelante, empecé a pasármelo
pipa.
Rosas. Puedes contar conmigo. Son dos canciones
que me enamoran y cuando las empezaron a tocar me emocioné. Y mucho. Me venían
recuerdos a la cabeza, momentos en los que escuchaba y cantaba estos temas: en
el coche con mi familia, en la sala de mi casa con mi madre, en clase con mis
amigas…
Puedes contar conmigo
…Que recordarás las tardes de invierno por Madrid,
las noches enteras sin dormir,
la vida pasaba y yo sentía que me iba a morir de amor
al verte esperando en mi portal sentado en el suelo sin pensar
que puedes contar conmigo…
…Que recordarás las tardes de invierno por Madrid,
las noches enteras sin dormir,
la vida pasaba y yo sentía que me iba a morir de amor
al verte esperando en mi portal sentado en el suelo sin pensar
que puedes contar conmigo…
Rosas
…Por
eso esperaba con la carita empapada
a que llegaras con rosas, con mil rosas para mí,
porque ya sabes que me encantan esas cosas
que no importa si es muy tonto, soy así…
a que llegaras con rosas, con mil rosas para mí,
porque ya sabes que me encantan esas cosas
que no importa si es muy tonto, soy así…
Bailé
y canté como si no hubiera un mañana. Y lo mejor, es que tenía a Amaia Montero
a pocos metros de mí, cantando conmigo, al mismo compás. Bueno mejor dicho, yo cantaba
con ella.
Después
de una hora y media, llegó el momento. La cantante estaba agradeciendo al
público por haber acudido, y dio inicio a lo que sería la última canción de mi
primer concierto. Se encendieron las luces, y yo ahí, quieta, sin perder vista
del escenario por si salía Amaia Montero a cantar otra vez. Pero nada. No
salió. Volví a casa con una foto del grupo que compré justo después, en un stand que había. La pegué al lado de mi
cama, hasta el día de hoy. Sigue allí, donde la dejé aquel día. Me acosté
pensando en lo que acababa de vivir. Aunque, no era consciente de que aquella
noche mágica y ese concierto sería, en un futuro, uno de los mejores a los que
he ido nunca. Desde entonces, he ido a bastantes conciertos y buenos, pero como
aquel; ninguno. Y es que, las cosas cuando eres pequeña se viven de manera
diferente. Más intensamente. Aquella noche estaba en mi propio país de las
maravillas.
Por Nerea Aranburu
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