Un regreso a corazón abierto
Solo Jay Z puede cantar su
autobiografía. Este tipo es un crack (y no, no hago referencia a sus tiempos de
traficante en Brooklyn). Solo Jay Z pudo estar hundido en la mierda y resurgir.
Convertirse en uno de los raperos más influyente de todos los tiempos. Es que toda su
fortuna solo da cuenta del talento puro que le corre por las venas.
Desde el tema número uno, impacta. Es
él frente al mundo. A corazón abierto. Kill
Jay Z es un repaso por su historia. Es un relato con su alter ego. Se
critica a si mismo y a esa armadura que reconoce haberse formado. Habla sobre
la forma como le disparó a su hermano, sobre la venta de drogas, la muerte de
su padre, el despilfarro de dinero, el amor. Intenta hacer reaccionar a este
hombre que se cree invencible e intocable. Se asume débil. Se quiere débil, sin
excusas para aparentar ser más fuerte de lo que realmente es.
Es en este punto (y eso que el disco
está recién comenzando) cuando nace la pregunta ¿está hablando solo de él o aprovecha
de hacer una crítica a la sociedad a través de su historia? Un poco de ambas.
Además de escupir sus sentimientos y esa autorreflexión, deja abierta la invitación
para que cada persona que le de play a su disco se haga los mismos
cuestionamientos y derribe sus propias barreras. Un genio.
Desde el año 2013 estuvo en
silencio. Bueno, ni tan en silencio. Él siempre tiene algo que decir y cero
pelos en la lengua. Pero nos mantuvo expectantes. Estamos hablando del artista
solista con el récord de álbumes en el número uno en el Billboard 200. Con tres
discos que estuvieron dentro de la lista de los 500 mejores álbumes de todos
los tiempos de la revista Rolling Stones. Si estuvo cuatro años trabajando en
un disco, algo importante se venía.
Jay Z no se preocupa por la
competencia. No importa que tantos raperos nuevos aparezcan en las listas de reproducción
de Spotify. No le importa nada. No necesita competir. No necesita ganarle a
nadie. No necesita hacer una canción con la artista pop del momento para tener
más reproducciones en Youtube.
Probablemente, su disco no es
ninguna revelación sonora. Se le ha criticado que, en este sentido, su disco
anterior “Magna Carta… Holy Grail” va mucho más acorde con los “tiempos
modernos”. ¿En serio creen que a Jay Z le preocupaba sonar más contemporáneo?
Mierda, NO.
¿Qué importaría si el disco tuviese
la misma base que Reasonable Doubt? El sentido acá no tiene que ver con la
innovación sonora. Este es un Jay Z más grande (los 47 años no le pasan en
vano). Es un Jay Z capaz de decirle al mundo “me caí, me hundí, me sigo
hundiendo, pero no soy un hipócrita”. Para mi, que este tipo sea capaz de
asumirse y reconocerse como lo hace en este disco, reafirma su liderazgo.
Jay Z, me sumo a las palabras de
mis colegas, eres un puto amo.
Por Renata Valenzuela


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