El desconocido Monte

Haber sido en algún momento promotora de un preuniversitario me ayudó a conocer más la provincia de Talagante. Sí, porque aunque viva en Peñaflor, no la conocía. El año 2013 y de manera forzada fui a trabajar (entregar “afiches”) a la comuna de El Monte, así que aquí desvelaré para todos el misterio.

Al tomar la micro desde Talagante, me esperé que fuera algo así como Malloco, pequeño pero con cierta vida, y lo primero que ví fue Malloco mismo reducido por 100. Aún más pequeño, aún con menos vida. No quiero exagerar y decir que era como un sitio tipo “zombie” porque sería demasiado fantasioso, pero sólo había una calle, un intento de plaza y un intento de farmacia, frente a un supermercado, quizás el sitio más concurrido del “pueblo”.

Mis antecedentes antes de esta visita eran las de un compañero que vivía ahí, quien a pesar de que su comuna con Peñaflor estaban a una distancia de 21 km, demoraba una hora en llegar: culpa del transporte.  Además de eso, los sectores “rurales” se caracterizan por su hermosura, pero esta en El Monte es un poco más difícil de encontrar, más que flores o lindas construcciones, lo más propio son los caminos de tierra.

Creo que es uno de los sectores más olvidados  de la Región Metropolitana, su pequeñez territorial, y sus tan sólo 32.000 habitantes, hacen que el hecho de que los hermanos Carrera hayan vivido ahí sea más importante que la comuna misma. Es parte de su historia, pero por acá no ha pasado mucha modernidad,  El Monte se recuerda por los Carrera y no por alguna idea nueva que se le haya  ocurrido al municipio.

Los beneficios de vivir ahí son: quizás un poco menos “smog” que en Santiago, posibilidad de esconderte,  culturizarte acerca de los pueblos indígenas que habitaban ahí, estar tranquilo, conocer  a tus vecinos, las casas aún tienen un precio permitible.

Las desventajas de vivir en El Monte: transporte pésimo, “pueblo chico, infierno grande”, que te llamen “huaso”, que te digan “¡ah, ahí vivían los Carrera!”, poco comercio.

He desvelado el misterio de El Monte, un lugar totalmente apto para  refugiarse, por lo inexplorado que es, y a la vez un lugar tranquilo. Aunque el desarrollo está lejos de aquí, y nadie parece querer traerlo, hay que recordar que existe esta alternativa, y aunque no lo recomiendo para turismo o para ir, viéndolo en términos prácticos, sí es una buena idea para levantar tu propia “ermita”.

Gabriela Duarte