El kiosco de Jotabeche: un lugar para comer que es mejor evitar
Cuando hablamos
de un kiosco que está dentro de la universidad, uno espera ciertas cosas, más o
menos básicas, de este. La situación de Periodismo de la Universidad de
Santiago es un tanto dramática, por decirlo de una forma liviana.
Desde hace un
tiempo “el tío Palma”, como lo llaman los de la comunidad universitaria de
Jotabeche, llegó junto a su familia para hacerse cargo del kiosco del
mencionado sector. Su selección se llevó a cabo mediante una licitación en la que
participó toda la comunidad de Periodismo; podemos decir entonces, que fue
elegido democráticamente, su proyecto era bueno y llamativo, sobre todo en el
punto que prometía acompañar su negocio con un led de 32’.
Comenzó con el pie izquierdo
A poco tiempo de
su inauguración, el lugar fue robado bajo misteriosas circunstancias, lo que
claramente trajo repercusiones en la comunidad universitaria tras el retaso de su
apertura. Luego de unas semanas de iniciar las actividades, el kiosco fue
asaltado por segunda vez, y tras pasar un tiempo se vio nuevamente envuelto en
una situación de robo.
Desde sus
inicios que el local dejaba mucho que desear, pero fue producto de los
constantes asaltos que gran parte de los estudiantes decidía dejarlo pasar.
¿Cuál es el problema?
Básicamente
todo, desde la mala atención y el alto precio en sus productos, hasta la poca
variedad de lo que tiene para vender. Vamos de a uno:
1.- La familia completa dentro del kiosco
Puede sonar lindo y enternecedor llevar a los hijos al trabajo, pero
todos los días y la mayor parte del día me parece un poco excesivo. No se trata
de que moleste la presencia de ellos, sino de que en muchas oportunidades los
tienen atendiendo y lamentablemente ellos no manejan el precio de todo, retrasando
las ventas y aumentando el tiempo de espera, pero el problema no es solo con
los menores de edad, también las personas encargadas de la atención al público
padecen de el mismo problema… no saber los precios.
2.- Poca variedad en los productos
Existen oportunidades en que el local está realmente vacío, casi no
hay variedad en los productos. Por ejemplo, bebestibles sin gas, la mayoría de
los líquidos son con gas, hasta las aguas, raramente traen jugos y cuando eso
ocurre se van de inmediato.
En este punto no
solo el gas es el problema, también en lo demás, a veces no hay pan para los
sándwiches o completos, tampoco los agregados ofrecidos, llevándote nuevamente
a consumir lo que hay.
3.- Falta de higiene en la preparación de comidas
El local consta de sólo una plancha para cocinar carne, pollo,
vienesas, queso, calentar pan, etc. Creo que nunca he tenido el placer de ver
como esa plancha se limpia. El suelo se ve sucio. Calientan algunas cosas en un
microondas que está a centímetros del piso, lo que provoca sí o sí
contaminación cruzada, lo que es muy riesgoso para la salud de los comensales.
A veces no hay servilletas… ¡No hay servilletas! lo que refleja claramente una
desorganización dentro de la administración, si es que la hay.
4.- Comida rancia
Las papas
fritas, aunque son muy codiciadas, son la muestra más pura de este punto. Las
papitas son fritas muchas veces antes de salir a la venta. Las fríen, se
enfrían, las vuelven a freír para calentarlas y dar la impresión de que están
recién salidas y así sucesivamente hasta que termina el día.
No sólo las
papitas son el problema, ofrecen comida “casera” que ha dejado a más de un
compañero con dolores estomacales, lo que indica que claramente hay un problema
en la manipulación de los alimentos.
5.- Super precios
Y con esto no me
refiero a que sean baratos. Los valores que tienen los productos del local son
excesivamente caros, abusan de los alumnos con el pretexto de que han sido
asaltados… pero ¡eso ya fue hace mucho! Y los precios suben cada vez más, a
excepción de aquellos productos que vienen con el precio de fábrica impreso en
el envoltorio, lamentablemente para ellos no pueden cobrar más ya que el precio
es parte del envase.
Claramente este
kiosco es un lugar no recomendable en lo absoluto.
Por
Marcela Carrillo.


No había leído esta critica antes, y encuentro en que tiene toda la razón, he tenido pésimas experiencias allí, como que no quedara almuerzo (menú del día: arroz con chapsui) y me dieron arroz, con fideos mezclados, con un poco de huevo revuelto y algo que parecía vienesas. Literalmente lo que quedaba. :(
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