Shrek: un ogro infantil para adultos

(Fotografía Gentileza de Sensacine)

Hace no mucho la crítica iba orientada a lo híbrido. Mezclar dos cosas que, muchas veces no daban un buen resultado. Pero qué grato cuando se logra lo contrario y el producto resulta grandioso. Rozando lo fantástico, diría. Qué idea más brillante juntar el humor para niños con bromas para adultos.

Porque quien diga que Shrek es una película de niños está rotundamente equivocado. Al menos, la sátira en el argumento es evidente. Sucesos que pasan desapercibidos, pero que con un poco de ojo quedan al descubierto. Ciertas escenas graciosas, donde se camuflan con un toque más infantil.

Genios. Simplemente genios. Cerca de 14 años han pasado cuando DreamWorks Animation lanzó la primera película de Shrek. Un filme que se burlaba de las historias de los cuentos, y planteaba una atípica: un ogro rescatando a una princesa, por expresa petición de un pequeño aspirante a rey, Lord Farquaad. Bizarro, pero atractivo.

Algo curioso, por lo demás. Explotar una imagen que, culturalmente debería apelar a los más pequeños por tratarse de animaciones, pero que en la práctica entrega luces sobre un humor más elevado. Una propuesta interesante y de seguro el punto fuerte de la cinta.

Precisamente, el juego entre un campo y el otro entrega mayores variables. Se despoja de lo tradicional y las clasificaciones clásicas. Shrek propone algo novedoso, donde dos públicos pueden interactuar sin problemas. No se pervierte la mente de los pequeños, y se deja contento a los adultos. Perfecto.

Las películas del ogro verde deben ser como el libro. El Principito. A medida que el niño va creciendo, entiende nuevas cosas. Algunas más sutiles que no necesariamente son bromas subidas de tono. Pero un humor encubierto, sin duda, que aparece solapadamente con el tiempo.

De seguro, aquellos chicos que fueron al cine al estreno de Shrek no se percataron de muchos elementos. Por ejemplo, cuando el ogro lee la historia de Fiona y la tilda como “mierda”, sin que se logre escuchar tras tirar la cadena del baño. O más claro aún, cuando el espejo mágico muestra a la princesa y Lord Farquaad sufre una erección, en completa desnudez. Con sutileza todo, logrando un equilibrio entre ambos públicos.
Algo similar con el curioso emparejamiento entre el burro y la dragona del castillo. Una relación que, incluso, tuvo hijos, y el progenitor se vitoreaba con los “dotes de un burro”. Más claro, echarle agua. Nuevamente, se repite la misma lógica: camuflar humor para adultos en un formato para niños.

La película forja un antes y un después en las películas animadas. Lo que antes estaba reservado para los más jóvenes, ahora se abre camino para los adultos. Un público que no se apodera del formato, pero sí encuentra un espacio que antes no tenía permitido.
Por Sebastián Galleguillos.
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FICHA TÉCNICA

Nombre: Shrek
Director: Andrew Adamson y Vicky Jenso
Duración: 92 minutos
Año: 2001
Tráiler:


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