It follows: el terror indie
Es 24 de septiembre de 2015. Estoy de cumpleaños y por ser socia de Cineplanet me regalan dos entradas para ver cualquier película que esté en cartelera. Hace tiempo que no voy al cine por ir no más, son contadas las ocasiones en las que he ido este último año y lo he hecho por películas que realmente llamaban mucho mi atención. Este no es el caso. Hoy pretendo ver algo que pase livianito, aprovechando el descuento.
It follows -Te sigue- es
el film escogido para la ocasión. El cartel no dice mucho, pero se nota que es
una película de terror. Me animo y me siento con las cabritas y mi acompañante
justo en medio de la pantalla, ni tan arriba ni tan abajo de la sala. Siempre
me han gustado las películas de terror, aunque en la misma magnitud que las
gozo, las sufro.
La primera imagen que aparece nos indica
que la cosa va bien. El típico vecindario gringo, con las casas de dos a tres
pisos, el jardín delantero y la tranquilidad que asegura un lugar así. Más allá
del contexto, la fotografía utilizada ayuda a realzar estas características que
se verán interrumpidas con la salida rauda de una joven desde una de las
viviendas.
El relato comienza tímido, sin dar mayores
detalles sobre qué es lo que realmente enfrentamos. En primera instancia,
sabemos que la mujer está escapando de algo que la sigue, pero eso se debe solo
a la carrera que inicia. Las imágenes son las protagonistas, más que los
diálogos. Otra escena. La mujer aparece muerta.
Tras este breve contexto -que no otorga
mayor información-, comienza ya la historia de lleno. Una joven común y
corriente, Jay, tiene una cita. Es un momento que ha imaginado e idealizado a
lo largo de su vida. La narración agarra un ritmo un poco más rápido en esta
instancia, pero dejando en claro la importancia de cada elemento y
circunstancia que se presenta.
El argumento por el cual la joven será
perseguida más adelante y por el mismo que murió la primera mujer en escena, es
lo segundo que más me sorprende -recordemos que lo primero es la fotografía-.
Jamás esperé ni imaginé la premisa del film, es más, nunca había visto un
trabajo semejante.
Cuando decidí ver la película, sabiendo
que era de terror, de manera automática asumí que habría un fantasma o demonio
que atormentara al o la protagonista. Sabía que no faltarían las escenas sin
contenido que solo buscan que saltes del asiento con un grito o un acercamiento
a la cámara más de lo normal. Era probable encontrar una casa embrujada, de la
misma forma que niños o niñas asechadas por la pureza de su alma.
Si bien It follows contiene algo de todo
lo mencionado con anterioridad, cada pieza tiene un vuelco que la hace única.
Hay algo que atormenta a la protagonista y a quienes la rodean, pero jamás se
entiende cómo se inicia esa maldición, solo se sabe cómo funciona y la forma en
la que puede acabarse. Además, los atormentados por eso son elegidos casi al
azar y no responden a un patrón de conducta o personalidad específico, lo que
la vuelve más cercana y real.
Por otra parte, el tratamiento que se le
da a la historia es delicado y sin grandes pretensiones. Las imágenes
minimalistas e inclinadas a una cultura más indie, se alejan de los cánones del
cine de terror. Los sobresaltos dan paso a un lado para dejar el suspenso como
herramienta principal y eficaz para que se desarrolle la trama.
Al final, la persecución se torna más
latente, pero sin caer en la exageración. Logramos asustarnos y emocionarnos
junto a la protagonista y sus amigos, quienes no saben más ni menos que
nosotros. En la última escena, Jay y Paul -el amigo que más se empecina en
ayudarla- caminan tomados de la mano por el mismo vecindario de un principio,
pero con algo que les sigue detrás.
La narración queda inconclusa, casi
anunciando la segunda parte, y dejando expectante al público que no logra comprender
si la maldición es derrotada o sigue en pie. En el mejor de los casos, lo
segundo porque It follows deja la sensación de gusto a poco con una película
hermosa en cuanto a técnicas cinematográficas y fascinante en su guión. Todo se resume a un "Llegué buscando cobre y encontré oro".
Por Camila Aliaga

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