LA DIVA BELGA

Kate Ryan es una de esas cantantes que puede que no sea tan reconocida por su nombre, pero que sería harto difícil encontrar a alguien que no haya tarareado una vez alguna de sus canciones más famosas. De ascendencia holandesa pero nacionalidad belga, la cantante es uno de los referentes más famosos de la música dance en Europa.

Su carrera en solitario inició en 2001, y enseguida dio el salto a la fama con una de sus primeras versiones. Pero antes de todo eso, hizo sus pinitos como artista con el grupo Melt. En esa primera etapa pasó totalmente desapercibida. Fue con su primer sencillo en solitario, Scream for more, con el que empezó a hacerse famosa en Bélgica y países del occidente de Europa.

Pero su verdadero salto a las listas de ventas se dio con el famoso Désenchantée, al versionar la conocida canción de Mylène Farmer. Su primer trabajo vino acompañado de más éxitos, entre ellos Libertine, una versión de la misma cantante francesa.

Portada de su álbum debut, Different (2001). Foto: www.kateryan.be 

Muchos de sus detractores la acusan de dedicarse solo a versionar canciones de otras cantantes. Pero afirmar con rotundidad que la cantante solo se dedica a eso sería falsear la realidad, ya que gran parte de sus canciones son propias, escritas incluso por la propia cantante. Pero se pecaría de insinceridad si se soslayara el hecho de que la mayoría de sus canciones más famosas son versiones. Ejemplos de ello están Babacar, Voyage, Voyage o Thepromise you made.

Su estilo dance fue marcando una personalidad concreta a la cantante, que ya empezaba a ser conocida más por su propio nombre que solamente por haber sacado un par de canciones discotequeras que se escuchaban en todos los bares y discotecas de Europa. Aún y todo, huelga decir que en muchas ocasiones el nivel de las canciones versionadas supera incluso a las canciones originales de la década de los 80. A día de hoy son muchos los jóvenes, y no tan jóvenes, que tienen conocimiento de esas canciones por las versiones de Kate Ryan en vez de por las originales.

Un estilo dance y discotequero que dejó mínimamente aparcado cuando decidió presentarse al Festival de Eurovisión en el año 2006 celebrado en Atenas, Grecia. La canción elegida con la que representó a Bélgica fue titulada Je t’adore, que finalmente no consiguió clasificarse para la gala final, quedando a las puertas por muy pocos puntos. Quizá ese cambio de estilo fue lo que no gustó a sus fans más devotos. Aún y todo, su paso por Eurovisión no puede decirse que fue desastroso, ya que su canción fue una de las más sonadas en aquella edición.

Kate Ryan en su paso por Eurovisión (Atenas, 2006). Foto: www.kateryan.be

Desde entonces decidió apostar por mantener su estilo, pero también ir explorando nuevos estilos con los que pudo ganarse a un nuevo público. Baladas y canciones más pop comenzaron a ocupar también parte de su discografía, como por ejemplo Evidemment.

Muchos le critican el ser una artista de estudio que en directo pierde calidad respecto a lo que se refiere a cualidades vocales. Cierto, el directo no es, por el momento, su mejor baza. Pero su calidad vocal dista mucho de ser mala. En sus conciertos el repertorio es variado, y no defrauda nunca. Con shows básicos pero efectistas, encandila al público desde el minuto uno.

Kate Ryan en un concierto (Bilbao, 2010). Foto: Erik Rios Salazar

Algo que llama la atención de la artista es la cantidad de veces que huye de lo que son grandes conciertos en pabellones de deportes y decide ofrecer conciertos en salas de fiesta donde el entorno es mucho más cercano. Eso no quita para que actúe en grandes eventos y superficies, donde también hace el deleite de los asistentes a la cita.

Se puede decir que Kate Ryan es una artista polifacética. Aunque su ámbito más conocido sea el de la música dance europea, no se circunscribe solamente a eso. Una artista para escuchar en cualquier evento nocturno, pero también para escuchar en momentos a solas. Una estrella que se adapta al momento que exige la música y la sociedad, sin perder su estilo y personalidad.

ERIK RIOS SALAZAR