Suicide Silence en Chile. 07 de abril de 2010

Mi primer concierto fue a los 15, y no fue precisamente uno de pop, como pueden pensar algunos. Mi primer concierto fue uno de deathcore.
Año 2010. El Rock & Guitarras me vio en la faceta más experimental de la vida. La banda de deathcore Suicide Silence tenía fecha para el 07 de abril de ese año. Yo, cursando primero medio en un emblemático liceo de niñas debía comportarme como una, según mi mamá, y no escuchar esos tarros. Pero yo podía esperar más para asistir al show en un local insigne de la música en vivo en aquellos tiempos.
Suicide Silence es una banda de deathcore proveniente de Riverside, California. Se formó en el 2002, y la formación de ese entonces fue la más prodigiosa de la agrupación: Chris Garza y Rick Ash en guitarras, Mike Bodkins como bajista, Josh Goddard como baterista y Mitch Lucker como vocalista.
El deathcore vendría siendo algo como una mezcla entre el metalcore con death metal y elementos del hardcore punk. En resumen, canciones repletas de sonidos infernales, con variados riffs y breakdowns que combinan algunos factores del grindcore junto a desgarradores gritos o screams que vienen en distintos tonos y afinaciones. Algo brutal proveniente desde el mismísimo centro del infierno. Sus inicios se remontan a los 2000 más o menos, y en sus inicios podemos encontrar bandas como Job for a Cowboy, Whitechapel, All Shall Perish y adivinen, Suicide Silence. Podría decir que mi primer concierto fue de una banda pionera en un estilo poco convencional de música, pero igual de bueno.

Poco convencional, porque las guitarras suelen utilizar una distorsión muy saturada, con una afinación que permite hacer las escalas de forma más rápida siguiendo el ritmo del doble pedal. Poco convencional porque el bajo no sigue el ritmo del doble pedal, y la batería suele ser rítmica pero asesina al mismo tiempo porque los blast beats toman el protagonismo, añadiendo tecnicismos que envuelven en un aura misteriosa a este género.
En ese entonces (2010), Suicide Silence contaba con dos álbumes de estudio, los mejores de su existencia en mi opinión, y son precisamente aquellos que poseen todos los hits: The Cleansing (2007) y No Time To Bleed (2009).
La experiencia fue intensa.
Recuerdo mucho movimiento, mucha energía. No habrán sido más de 100 personas en el local. 100 personas dándolo todo en el mosh más importante de sus vidas. Para mi, aquel concierto significó estar más grande, física y mentalmente. Había pasado de ser una de las más bajitas del curso a ser una de las más altas, cosas así. Y esa sensación de libertad expresado en un salto acorde al ritmo del deathcore reafirmó mi amor por el tecnicismo pero, por sobre todo, el amor por el rock and roll. Porque sí, al final todo se trata de rockanrollear y vivir la música de la mejor manera posible. El deathcore me abrió las puertas a muchas otras ramas impensadas del sufijo -core, y una cosa lleva a la otra en YouTube y así hasta el día de hoy.  

Sin embargo, hoy ya no los escucho. Entré a la universidad y esa música “de colegio” fue quedando en el olvido. El 1 de noviembre de 2012, el vocalista Mitch Lucker falleció producto de un accidente en moto, a la edad de 28 años. Fue una noticia triste en dos aspectos: i) era joven y dejó una hija pequeña en ese entonces y ii) cuando murió Mitch Lucker murió Suicide Silence. Esto último debido simplemente a que los trabajos con Lucker como vocalista son diferentes a los de Hernan Hermida (el nuevo vocalista de Suicide Silence). El trabajo de Hermida no es malo, pero Suicide Silence tenía un sello demasiado característico como para ser reemplazado.

Por Diana G. Urbina

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